El otro día me desperté con esta imagen en la cabeza.
Era un sueño. Los colores no eran estos, tampoco sé si en el sueño había colores. Y yo no era un gato.
Escuché un portazo fuerte, sentí como el viento me golpeó. Frío. Las particulas de polvo se me metieron por la naríz, las hojas entraron y me hicieron companía, al menos un rato.
Y así fué como me di cuenta que él no regresaría.

2 comentarios:

Caro dijo...

Me encantan tus dibujos, son adictivos.. Hace media hora nunca habia visto nada tuyo y ahora parece que te conozco de hace mucho. Me siento identificada y me haces reir, me hacia falta un blog asi. Te deseo toda la suerte del mundo y espero que pronto pueda conseguir algun librito con tus dibujos. Un beso

Anónimo dijo...

con todo respeto este comentario, fue no lleva tilde.
Saludos!